las canteras
La Pasión y la obsesión. He conocido ambas y sé que la línea divisoria
es tan delgada y cruel
como una daga veneciana.
Jeannette Winterson
Apago los
deseos
para que mi
quemazón no te perturbe.
Ascuas que se
rebelan a ser cenizas
desmiembran
noches de posesión.
Tapono mis
pliegues con estrellas de terraza
relleno mis poros con el ácido de tu aliento
y rechazo tu piel de sal.
El no gozo contentará a las Mofines negras
portadoras de la mala suerte.
Leo tus miedos en el sabor de tu vientre.
Mi angustia y tu hambre se avergüenzan a la par.
Ni el cielo, ni los que lo dirigen, nos harán caer en la
trampa.
Nuestro olor a bestias lo almaceno en mis corvas
mientras intentas eliminar de tus necesidades básicas
mi boca sin
domesticar.
Más allá de
las canteras
donde nacen
flores amarillas
los
entusiasmos se han ausentado por tiempo indefinido.
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