domingo, 12 de marzo de 2023

Adelfas

 



En la foto estás sentada en la piedra gorda de la Llaná con las piernas extendidas. Aquellas piernas aún sanas. Un pañuelo en la cabeza para evitar el azote del viento, detestabas los días de viento. “El aire hace destrozos. Se lleva todo a su paso”. Yo te miro sin comprender cómo puedes tenerle miedo a algo sin cuerpo. Estoy eufórica y no es cuestión de perder el tiempo en algo tan trivial. Feliz, porque es la primera vez que salimos las dos juntas de excursión, y a saber si lo volveremos hacer. Te paras y cortas unas ramas de tomillo y me gritas para que no coja las flores rosas de las adelfas “No, ese líquido blanco que sueltan es venenoso”. Con lo bonitas que son las flores de las adelfas... Quería hacerte un ramo para que lo pusieras de adorno encima de la cómoda, en ese jarrón chino que nunca usas y que guardas envuelto en tela, como conservas mi medalla de oro y mi pulsera de la comunión. ¿Quién te lo regalaría? El jarrón, digo.

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