Morir es un arte y yo lo hago
Excepcionalmente bien.
Sylvia Plath
Venga, damas de las lindes
¿acaso pensabais que vuestra desfachatez
y osadía al romper las normas de los Papis
quedarían impunes?
Pagad vuestro peaje
chicas de primaveras sombrías.
El alféizar de la ventana
despliega tus alas aparentemente abiertas
desata las cuerdas adheridas, musa de la incongruencia
Las
habitaciones propias
templos prohibidos de varones
resabiados e infieles
incitan a futuras damas a dar pasos de agua
tumba perfecta para las
chicas malas que se masturban con versos
y fornican con la bella muerte.
Ni bellas ni felices por siempre
piensa mientras escribe largas epístolas
antes de que el fuego devore las migajas
de un sueño podrido por la carcoma.
Vuestras hijas y amantes despechados
devoran
-vuestras inconfesables biografías-
como hamburguesas sin
efectos secundarios de cebolla.
Al menos una de vosotras tuvo la delicadeza
de dejar el pan con mantequilla y la leche
preparada.
Poema del libro inédito Granadas abiertas impúdicamente
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