domingo, 5 de agosto de 2018

Quizá el año que viene...



Mañana de agosto en el Sur.

Abrir, con respeto, el arcaico cajón de madera —casi un acto sacro— y unos minutos antes de profanar el interior de un siglo de reposo…  Cerrarlo, sin profanarlo, otro años más.  Recortes pajizos de periódico, documentos díscolos, nombres borrados de la estirpe, cartas de letras reconocibles de dos hombres...  Quizá el verano próximo te atrevas a adentrarte en el vientre de madera y encuentres los secretos que ya presumes y, te confirmarán que los secretos deben continuar siéndolo.
Por esos secretos
eres hoy quien eres.
Y el porqué.    

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