Dice Antonio Muñoz Molina: Se vuelve a
final de agosto de una novela como de un viaje; o más bien como de un retiro en
una casa de campo apartada, en un hotel tranquilo cerca del mar.
Yo he
vuelto así este agosto de Tierras de campo de Davis Trueba. Hacía
tiempo que no disfrutaba tanto de una obra literaria. Buscaba cualquier
momento, antes de la comida, en la hora de la siesta, mientras me tomaba el té
de las cinco… cualquier rato era bueno para devorar unas cuantas páginas,
dentro de la vieja casa, que no de campo
pero sí del pueblo donde nací.
Dani, el
protagonista —durante el viaje en un coche fúnebre acompañado de
Jairo, el chófer, al lugar de origen de su progenitor para darle una segunda
sepultura “Por concederme a mí mismo una segunda muerte de mi padre”— nos va
contando la relación conflictiva con un padre que no puede entender
que su hijo se gane la vida haciendo música. Un padre “que nunca tuvo una confesión directa de dolor, de
tristeza. Jamás un arrebato sentimental, un abrirse y compartir la herida.”
La
presencia de la madre ausente, que huyó de la
realidad: “Puede que el resultado de tanta realidad fuera su fuga, una fuga
lejos del dolor y la desgracia...”
Dani integra el grupo musical Las Moscas junto a sus dos
grandes amigos Gus y Animal. Con los que comparte correrías, juergas, viajes, sexo
y lo que él considera lo más importante; el valor de la amistad por encima del
amor: “Hay que
estar contra la pareja, contra la paternidad, contra la patria, todo eso son
enemigos de la libertad, la única institución que el hombre debe respetar es la
amistad, porque la amistad nace de la
generosidad. La familia, en cambio, se asienta en la posesión, en la
protección, en la indiferencia.”
A lo
largo del libro también encontramos varios personajes de esos que pasan por la
vida de Dani Mosca dejando huella. Para bien o para mal.
En
definitiva, un viaje de letras del que he vuelto cargada de citas y frases subrayadas,
porque yo, al contrario de lo que dice el protagonista “No suelo
tomar notas, porque sólo creo en las ideas que sobreviven al olvido”, sí tengo la necesidad de volver
una y otra vez a la memoria escrita.
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