domingo, 4 de septiembre de 2016

El patio perdido





Memoria límbica
El Patio Perdido y la tristeza de la parra en su lenta eutanasia / por el orín del esquivo inquilino.  / Detener el reloj de péndulo, herencia del abuelo elegante de bastón y sombrero / encontrar la caja de metal “Carne de membrillo” y hurgar: / envoltorios de chicle doblados cuidadosamente y  / porciones de gomas de borrar que se deshacen al tacto de hoy. / Ubicar en el Patio Perdido el naranjo que esconde restos de placentas. / Deducir entre fotografías agrietadas, cuál de todos los suicidas familiares es el de la mirada turbia. / Mentir a los de ahora quién de esos ancestros es culpable de sus angustias y declives. / Memoria es también la sospecha de una lápida infantil de pizarra en un paraje de sierra / que no será transmitida  a la biografía reciente ni venidera. / Invisibilidad de un eslabón solo presente en la conciencia de la que investiga. / ¿Relatar toda deuda con el pasado?

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