sábado, 29 de noviembre de 2014

Sus dos estrellas




Conoció a un hombre que enterró en el monte, con sus propias manos, a sus hijas. En un lugar perdido de la sierra.

De día, se ocupaba de trabajar duro para que a su mujer y a sus tres hijos sobrevivientes, no les faltara el sustento. De noche su misión era pensar en dos niñas a las que la vida no quiso darles una oportunidad, y se las cedió a su socia, en un trato que desconocemos.

Ese hombre que nunca se amoldó a las órdenes del destino, vagó a la deriva por tierras siempre inhóspitas: de polizón en un barco, poniendo explosivos en las entrañas de la minas, o colonizando una sierra brava y bandolera.

En la oscuridad, debajo de la vieja higuera, intentaba localizar las dos estrellas que le pertenecían. Entonces, solo entonces, su mirada abandonaba la habitual dureza. 

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